La primera entrada del blog, a parte de la de bienvenida, me apetecía hacerla un poco más personal. He decidido contar porqué estoy estudiando Enfermería. Decir que ante todo, que es una opinión personal, y que pueden haber personas que se sientan identificadas o no.
Tengo que empezar diciendo que yo no quería estudiar Enfermería, yo no quería ser enfermera. Siempre me he imaginado que de mayor estudiaría Medicina, porque desde que era pequeña quería ser médica. Sin embargo, no obtuve la suficiente nota (tres veces) y no pude entrar en la carrera de mis sueños. Así que entré en mi segunda opción, Enfermería. La puse como segunda porque seguiría involucrada en el campo de salud, donde siempre he tenido claro que quería trabajar, y también porque seguiría estudiando el cuerpo humano, cómo es, cómo funciona y cómo falla, aunque de forma muy diferente, ya que un médico da un tratamiento para (intentar) curar al paciente y una enfermera le proporciona unos cuidados, para que su paso por la enfermedad sea más llevadero.
Ahora, ya en el segundo año de carrera, puedo decir que quiero ser enfermera. Se que me queda mucho por trabajar, que hay cosas en las que debo de mejorar, por ejemplo como aprender y estar más segura realizando la técnica de muchas actividades, o de algo más difícil, estar sola con un paciente: saber cómo enfrentarme a sus preguntas y transmitirle la mayor tranquilidad y confianza posible. Con todo esto, estoy segura de que me gusta el papel que tenemos en un hospital o con el paciente, las diferentes formas en las que le podemos ayudar día a día, más allá de hacerles un montón de pruebas o de darles un tratamiento. Y es que me he dado cuenta de que tenía una idea un poco equivocada de lo es esta profesión, de los valores y las competencias que tiene, de lo que ofrece y de lo importante qué es.